Ambientes Costumbres Civilizaciones La impregnación de las alegrías de la Navidad

Plinio Corrêa de Oliveira

“La alegría propia de la Navidad es toda hecha de luz — es el Lumen Christi, la luz de Nuestro Señor Jesucristo que brilló en la tierra en la noche de Navidad”. En la foto, nacimiento de tamaño natural que el 2011 decoró la Plaza de San Pedro, compuesto de figuras provenientes del que fue exhibido en 1842 en la iglesia romana de Sant’Andrea della Valle por San Vicente Palotti.

La fiesta de la Santa Navidad tiene el privilegio —al menos es la impresión personal que tengo— de interrumpir el tiempo. Una persona puede estar en la peor situación aflictiva; al llegar la Navidad, se abre como que un paredón y las desgracias quedan del otro lado. ¡Repican las campanas, la Navidad comenzó! ¡Cristo nació: alegría para todos los hombres!

Una alegría que no es la alegría vulgar del hombre que hizo un buen negocio, que venció una jugada política o se ganó la lotería. No. Es una alegría mucho más interna, mucho más leve, toda hecha de luz. Mientras que las otras alegrías están hechas de cosas palpables y de segundo orden, la alegría propia de la Navidad es toda hecha de luz — es el Lumen Christi, la luz de Nuestro Señor Jesucristo que brilló en la tierra la noche de Navidad. Luz que nunca más, año tras año, dejó de brillar, trayendo una verdadera alegría, una verdadera paz de alma hasta para las personas más atormentadas.

En la época de mi infancia, la noche de Navidad era un paréntesis luminoso, lleno de algo que no se consigue describir, pero que todos sentían: era aquella suavidad, aquella paz, aquella dulzura que daba la impresión de que todo el cielo estrellado de la noche estaba como que impregnando la tierra de perfumes. Las campanas tocaban, el sonido se difundía y el júbilo impregnaba hasta los jardines. ¡Era una alegría enorme que circundaba a todos los hombres, porque Cristo nació, nació en Belén!


Madre católica, hijas evangélicas Palabras del director Nº 144 - Diciembre 2013 - Año XII
Palabras del director Nº 144 - Diciembre 2013 - Año XII
Madre católica, hijas evangélicas



Tesoros de la Fe N°144 diciembre 2013


En las tinieblas del mundo pagano,cuando menos se pensaba y donde menos se esperaba, una luz muy pura se encendió
Nº 144 - Diciembre 2013 - Año XII La pobreza cristiana en las enseñanzas de un santo Cómo nació el Panettone ¡Hoy en la tierra los ángeles cantan, los arcángeles se alegran; hoy los justos exultan! Nuestra Señora del Valle de Catamarca San Juan de Mata Madre católica, hijas evangélicas La impregnación de las alegrías de la Navidad



 Artículos relacionados
Tranquilidad del orden, excitación en el desorden Unas a otras se suceden armoniosamente las colinas,hasta el fondo lejano en que se pierde el horizonte. Una atmósfera llena de frescura y de claridad matinal inunda el cuadro y produce la impresión de que las laderas de los montes, la delicada hierba, el tenue follaje de los arbustos, destilan suavidad...

Leer artículo

El tulipán El Tulipán es tan bonito que me pregunto si hay una flor más bella. Florece de varios colores; existe inclusive el tulipán negro...

Leer artículo

Los Reyes Magos y algunos pastores Grandes y pequeños junto a la cuna del Niño Jesús. Quiso la Providencia que el Niño Jesús recibiera la visita de tres sabios —que según una venerable tradición eran también reyes— y algunos pastores. Precisamente los dos extremos de la escala humana de valores. Porque...

Leer artículo

El Huerto de los Olivos Hay un principio que la piedad católica admite como verdadero: cuando en cierto lugar ocurre algo muy sagrado, de algún modo aquel lugar se vuelve también sagrado. Un ejemplo supremo: el Huerto de los Olivos, el lugar sagrado donde transcurrió la Agonía de Nuestro Señor Jesucristo...

Leer artículo

La Catedral de Reims LA CATEDRAL DE REIMS está tan cargada de historia que es difícil tejer sobre ella apenas un comentario...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino