No temáis soy el Ángel de la Paz. Rezad conmigo Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.
“Si amamos a Dios sobre todas las cosas, inmolémonos por Él. Si amamos al prójimo como a nosotros mismos, démosle la Fe, nuestro mayor Tesoro” – Plinio Corrêa de Oliveira
COMO HOMBRE CELOSO en defender la integridad de la fe,[San Jerónimo] luchó denodadamente contra los que se habían apartado de la Iglesia, a los cuales consideraba
como adversarios propios: “Responderé brevemente que jamás he perdonado a los herejes y que he puesto todo mi
empeño en hacer de los enemigos de la Iglesia mis propios enemigos personales”.
En sus alocuciones al Patriciado y a la nobleza romana, Pío XII se empeña en acentuar que la nobleza —incluso en nuestros días— no es una clase que agoniza.
LA HISTORIA DE LA Virgen de Luján se remonta a los comienzos del siglo XVII, cuando Antonio Farías de Saa, un hacendado portugués
radicado en Sumampa, en la actual provincia de Santiago del Estero, encargó al marino Juan Andrea que le trajera del Brasil una imagen de la Inmaculada
Concepción para dedicarle una capilla en su estancia. En marzo de 1630 arribaron al puerto de Buenos Aires, procedentes del valle de Paraiba, São Paulo, no una sino dos imágenes de la Virgen
María.
UNA ANTIGUA TRADICIÓN inglesa reconoce como introductor del cristianismo en el país nada menos que a José de Arimatea, el rico discípulo del Redentor que colocó su santísimo cuerpo en el sepulcro.
Tertuliano (c. 155 - c. 222) afirma que la religión cristiana ya había penetrado “en Caledonia” —nombre que los romanos daban a la región norte de Britania (hoy Escocia)—en el siglo II, es decir,en el territorio fuera de los límites
de la provincia romana.
Santas Perpetua y Felicidad, Mártires - San Pablo, el Simple, Eremita
+339, d.C. + Egipto. Es patrono de los que aspiran a la santidad en edad avanzada. Agricultor, a los 60 años descubrió que su mujer lo traicionaba. Huyó entonces hacia el desierto, habiendo, por su insistencia, obligado al gran San Antonio, a dirigirlo espiritualmente.