“Si amamos a Dios sobre todas las cosas, inmolémonos por Él. Si amamos al prójimo como a nosotros mismos, démosle la Fe, nuestro mayor Tesoro” – Plinio Corrêa de Oliveira
Palabras del Director
Nº 215 – Noviembre de 2019 – Año XVIII
En nuestra época, tan impregnada de materialismo y ateísmo, se busca evitar el recuerdo de la muerte, aunque sea la única cosa que con toda seguridad algún día nos ocurrirá.
El médico y los dos enfermos
Ved, hermanos, cómo, en beneficio de la salud temporal, se suplica al médico; cómo, si alguien enferma hasta perder la esperanza de continuar en vida…
El Canto Gregoriano
“¡Están sonriendo! ¡No es posible!”, exclamó Nerón, el tristemente célebre emperador romano del siglo primero de la era cristiana, al entrar en la arena para deleitarse con la vista de los restos dispersos en el suelo, aún calientes y ensangrentados, de las víctimas de un espectáculo más que acababa de promover.
San José de Pignatelli y Moncayo
Séptimo de los ocho hijos del príncipe Antonio Pignatelli y de la marquesa Francisca Moncayo, de la rama española de una nobilísima familia del reino de Nápoles.
El Sol, espejo de Dios
Compuesto por una masa de gases en fricción, que generan altísimas temperaturas, no tiene pensamiento, ni conocimiento, ni plan. Arde sin cesar, pero es indiferente a todo y continúa su ciclo.
San Olegario, Obispo de Barcelona y Arzobispo de Tarragona
+1137 Barcelona. Hijo de noble familia nació en Barcelona. Su padre era valido del conde de Barcelona, Ramón Berenguer I. Su madre, Guilia, descendía de la nobleza goda. A los 10 años de edad, entró en el gremio de canónigos de la catedral de Barcelona.
Asistió a los concilios de Tolosa, Reims, y al I de Letrán, noveno de los ecuménicos. Enviado por el papa Inocencio II al Concilio de Letrán II, coincidió allí con San Bernardo de Claraval. La elocuencia de sus argumentos consiguió la excomunión del antipapa Anacleto.
Se le considera uno de los obispos más eminentes de la Edad Media, con una gran influencia sobre toda la Iglesia latina.