El Perú necesita de Fátima ¿Y tú sufres mucho? No te desanimes. Yo nunca te dejaré. Mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios.
CampañasTienda VirtualTesoros de la FeDonaciones



«Tesoros de la Fe» Nº 119 > Tema “Consideraciones sobre la oración”

Lectura Espiritual  [+]  Versión Imprimible
AbcAbcAbc

Consideraciones sobre el Padrenuestro – III


Continuando con las reflexiones de Santa Teresa de Jesús sobre el Padrenuestro, veremos a continuación la segunda petición—Rey nuestro, venga a nosotros tu reino— que la santa de Ávila recomienda meditar para los días martes. *



La segunda petición se puede entender de dos maneras: pidiendo al Señor, que nos dé la posesión del reino de los cielos, cuya propiedad nos pertenece como a hijos suyos, o pidiéndole que Él reine en nosotros, y que nosotros seamos reino suyo.

Ambos sentidos son conformes a la Sagrada Escritura, como señalan los teólogos, porque del primer sentido expresado arriba dijo el Señor: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo” (Mt 25, 34). Y del segundo sentido dice San Juan, que los santos dirán en la gloria: “Nos redimiste, Señor, con tu sangre… y nos hiciste un reino para nuestro Dios” (Ap 5, 9-10).

En estos dos sentidos hay un admirable primor: cuando Dios habla con nosotros, dice que es nuestro reino, y cuando nosotros hablamos con Él, lo bendecimos,­ porque somos reino suyo.

No sé cuál es la mayor dignidad del hombre: que se precie Dios de tenernos por reino, y satisfacerse su Majestad con esta posesión, siendo Él quien es, o querer Él ser reino nuestro, y dársenos en posesión; aunque por ahora más me satisface el ser nosotros reino suyo, pues de aquí nace el ser Rey nuestro. Dijo a Santa Catalina de Siena: “Piensa tú en Mí, que Yo pensaré en ti”. Y a cierta religiosa le recomendó: “Cuida tu de mis cosas, que Yo cuidaré de las tuyas”.

Pues tomemos a nuestro cargo el hacernos tales, que se precie su Majestad de reinar en nosotros, que Él concederá que nosotros reinemos en Él. Y este es el reino de quien el mismo Señor dijo en su Evangelio: “Buscad primero, y ante todas las cosas el reino de Dios, y descuidad de lo demás, pues lo tiene a su cargo vuestro Padre”. De este reino asimismo dijo san Pablo, que era gozo y paz en el Espíritu ­Santo.

Consideremos, pues, que tales personas son la razón por las que Dios se precia de ser su Rey, y ellos de ser su reino: cuán adornados de virtudes, cuán compuestos en sus palabras, cuán magnánimos, qué humildes, qué mansedumbre de su semblante, cuán sufridos en sus trabajos, qué limpieza de almas, qué pureza de pensamientos, qué amor unos con otros, qué paz y tranquilidad en todos sus movimientos, qué sin envidia unos de otros, y cuán deseosos del bien de todos.

Todo lo que en este día hiciere u oyere, se ha de referir a esta consideración de Dios Rey nuestro, como se refirió en la anterior a Dios como Padre. Aquí viene muy bien aquel pasaje en que Pilatos, después de acusado nuestro Redentor, le sacó delante del pueblo coronado de espinas, con una caña en la mano por cetro, y una ropa vieja de púrpura diciendo —Veis aquí el Rey de los judíos. Para que después de haberle adorado con suma reverencia (en lugar de las blasfemias y escarnios, que le hicieron los soldados y judíos, cuando le vieron en aquella disposición) hagamos actos de humildad, con deseos de que las honras, y alabanzas del mundo nos sean a nosotros corona de espinas. 


* Biblioteca de Autores Españoles - Escritos de Santa Teresa, M. Rivadeneyra, Madrid, 1861, t. I, p. 539, con ligeras adaptaciones.




  




Artículos relacionados

Consideraciones sobre el Padrenuestro – IV
Consideraciones sobre el Padrenuestro – VIII
Consideraciones sobre la oración (IV)
Consideraciones sobre la oración (II)
Consideraciones sobre el Padrenuestro – VII
Consideraciones sobre la oración (III)
Consideraciones sobre el Padrenuestro – I
Consideraciones sobre la oración (I)
Consideraciones sobre el Padrenuestro – VI
Consideraciones sobre el Padrenuestro – II







Informe de sus aportes a la Alianza de Fátima ¿Necesita que alguien rece por usted? Advocaciones marianas en el Perú Suscríbase a nuestro boletín


COVID-19
¿El coronavirus es un castigo divino?
La pandemia y los grandes horizontes de Fátima
Mons. Athanasius Schneider: Nos gloriamos en las tribulaciones
Remedio seguro contra la “coronafobia”
Cardenal Raymond Leo Burke: Mensaje sobre el combate contra el coronavirus



Peregrinando
La Revolución de la Sorbona: París, Mayo de 1968
Después de la Crucifixión, el triunfo de nuestro Redentor
Nuestra Señora de la Buena Guardia
Fiesta de la Purificación de María Santísima
El galeón sumergido: símbolo de la esperanza
Loreto, la nueva Nazaret
El Milagro del Sol
San Nuno de Santa María
En la lucha contra el jefe del orgullo sigamos al Príncipe San Miguel
La sagrada Rosa de la Ciudad de los Reyes
La devoción al Inmaculado Corazón de María
El Jardín de Picpus
La gracia de Fátima actuando en Ucrania
Nuestra Señora de la Cabeza Inclinada
La crucifixión y muerte de Jesucristo
Confianza en María Inmaculada aun cuando todo parezca perdido
En este siglo de confusión, oh Madre del Buen Consejo, ruega por nosotros
Navidad
Fátima y el comunismo: dos profecías irreconciliables
150 años de la Comuna de París
San Juan Masías
Rosa de Santa María
Iglesia y Estado: ¿unión o separación?
Remedio eficaz contra los males contemporáneos
Las glorias de María
Santo Toribio de Mogrovejo
La Sagrada Túnica de Nuestro Divino Redentor
Santa Bernadette Soubirous
Corrupción en la sociedad: ¿Existe una solución?
Fiesta de gloria y de paz
Intransigencia de los Santos: irreductible fidelidad a su misión
Cristiandad
El ángel de la guarda, nuestro verdadero amigo
La Asunción de María Santísima
¡Vade retro Satanás!
El Santísimo Sacramento de la Eucaristía
La Madonna de Monte Bérico
Remedio seguro contra la “coronafobia”
El Hijo de Dios condenado por el más arbitrario de los procesos
Santa Jacinta de Fátima: Centenario de su fallecimiento (1920-2020)
La actitud católica frente a la muerte y la concepción materialista
¿Cómo rezar bien el rosario en honor a la Virgen María?
Grandezas y glorias de San José
Presencia diabólica en el mundo de hoy
Los rostros de la Virgen en el Perú
La Visita a los Monumentos - Jueves Santo
Un remedio eficaz contra la amnesia religiosa
Santidad: la verdadera gloria de Francisco y Jacinta



 



Tesoros de la Fe


Nº 257 / Mayo de 2023

París, Mayo de 1968
La Revolución de la Sorbona

Barrio Latino de París, en la mañana del 11 de mayo de 1968, después de los violentos disturbios de la víspera



Solicite aquí la visita de la Virgen Peregrina de Fátima




Santoral

8 de junio

San Guillermo de York, Obispo y Confesor

+1154 Inglaterra. Sobrino del rey San Esteban, se tornó desde muy temprano en tesorero de la iglesia de York y después en su arzobispo. Calumniado y apartado del cargo, él fue rehabilitado por la Santa Sede después de siete años de humillaciones. En su tumba se obraron muchos milagros, inclusive tres resurrecciones.



San Medardo, Obispo y Confesor

+558 Francia. Hermano de San Gildardo, Obispo de Ruán, fue electo para la diócesis de Noyón, a la cual Tournai fue unida más tarde.








Ayude a difundir el mensaje de Fátima
Alianza de Fátima | Donaciones | Solicite visita de la Virgen | Tienda Virtual

Campaña promovida por la Asociación Santo Tomás de Aquino
Tomás Ramsey 957, Magdalena del Mar - Lima - Perú
..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... .....