El Perú necesita de Fátima Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, que muchas almas se van al infierno por no haber quién se sacrifique y pida por ellas.
CampañasTienda VirtualTesoros de la FeDonaciones



«Tesoros de la Fe» Nº 155 > Tema “Sacramentos”

La Palabra del Sacerdote  [+]  Versión Imprimible
AbcAbcAbc

Actual fragilidad de la institución familiar


PREGUNTA

Tengo una duda: soy católica practicante, estaba alejada, pero estoy retornando a la comunión diaria. Reanudé todas las prácticas necesarias para estar de acuerdo con la Iglesia, como frecuentar misas, confesión, etc. Rezo el rosario a diario, pero tengo problemas en mi matrimonio. Estoy separada hace aproximadamente cuatro meses. Quisiera rehacer mi familia, pero mi esposo no tiene deseos de continuar el matrimonio.

¿Cómo debo proceder ante un pedido de divorcio? Por lo que sé, para que yo pueda seguir comulgando, es necesario mantener la castidad y no buscar un nuevo compromiso. Dígame, por favor, cómo debo actuar para no estar en pecado ante Dios. ¡Gracias!

RESPUESTA

Curiosamente, en los últimos meses, las consultas que nos toca responder en esta sección se refieren a problemas matrimoniales. Esta es la cuarta… Lo cual de por sí es una señal que muestra la fragilidad de la institución familiar hoy en día.

Esa fragilidad es la consecuencia directa de la pérdida de la noción de la fuerza del vínculo que los novios establecen al casarse. Los novios se unen para una vida que, según las exigencias del sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo, debe durar "hasta que la muerte los separe".

No se trata de decir que las parejas que se separan no tienen la noción de la existencia de ese vínculo; pero sucede que han perdido la noción de la fuerza del vínculo, ¡que es tan fuerte que solamente la muerte puede romperlo! Y así, frente a las desavenencias o desencantos que inevitablemente surgen, la idea de la separación viene con rapidez a la mente. La separación dejó de ser aquel fantasma que antiguamente no pasaba por la cabeza de los esposos, ni siquiera ante situaciones muy dolorosas. ¡Y el resultado es una familia destrozada!

Menos mal que la consultante volvió a la práctica de la religión, retomando la confesión, la frecuencia a las misas dominicales e incluso a la comunión diaria, además de las devociones normales de un buen católico. Eso es una señal auspiciosa de que su caso puede encontrar pronto una solución, por su devoción al rosario, con la práctica cotidiana. La Santísima Virgen no dejará de ampararla en esta difícil situación.

Otra señal altamente significativa y alentadora es el hecho que ella se encuentra en la disposición de querer permanecer sin pecado ante Dios. Quiere permanecer en castidad y sabe que no puede buscar otro "compromiso". Su única duda es cómo proceder ante un pedido de divorcio que eventualmente sea hecho por su esposo.

El divorcio es inválido ante Dios

La lectora habrá notado que estamos llamando esposo a su esposo. Y ella es su legítima esposa, aunque vivan separados. Ella no puede, pues, dar su anuencia al pedido de divorcio que él le haga. Puede ser que, en ese caso, él recurra a la Justicia y ésta llegue a decretar el divorcio, contra la voluntad de la esposa. El divorcio es inválido ante Dios y la Iglesia. Y como la Iglesia es el conjunto de los fieles, éstos también deben proceder de acuerdo con su fe, y no reconocer la separación de los esposos legítimos decretada abusivamente por la justicia civil.

En este caso, se iniciará para la esposa una situación difícil, para la cual debe pedir la asistencia de Dios en sus comuniones y oraciones. Muchos católicos relajados la criticarán por haberse opuesto al pedido de divorcio, y además la tacharán, al menos, de tonta, por no buscar otro compromiso.

Pero ella indicó en su carta que no quiere estar en pecado ante Dios; por eso, debe permanecer firme ante la embestida de los malos católicos, aunque sean parientes o amigos muy próximos. La Santísima Virgen, a quien ella recurre todos los días con el rosario, la ayudará.

La institución de la separación legal

Alguien podría objetar que la doctrina de la Iglesia admite al cónyuge fiel recurrir, en ciertos casos, a la ley del divorcio, como consta en el nº 2383 del Catecismo de la Iglesia Católica: "Si el divorcio civil representa la única manera posible de asegurar ciertos derechos legítimos, el cuidado de los hijos o la defensa del patrimonio, puede ser tolerado sin constituir una falta moral".

No parece ser el caso de nuestro país. La separación judicial es una alternativa que nuestra consultante podría recordar a su marido, si él persiste en el deseo de no proseguir el matrimonio y quiere recurrir al divorcio. Esta última solución ella de ninguna manera la puede aceptar.

La sociedad atea de nuestros días

¡Oh Santísima e Inmaculada Virgen María, tiernísima Madre nuestra y poderoso Auxilio de los Cristianos!

Ya mencionamos, en la materia publicada en el mes de agosto, en esta sección, que los enemigos de la Iglesia quieren sustituir la sociedad cristiana, que tuvimos en el pasado, por una sociedad atea, que no reconoce a Dios; o, más precisamente, reconoce a todos los dioses, lo que equivale a decir que no reconoce a ninguno como verdadero. Ahora bien, es una injuria al Dios verdadero ser equiparado a dioses falsos. El Estado laico se encoge de hombros, diciendo que no debe opinar sobre materia religiosa. Pero siendo obligación de cada hombre procurar conocer —y reconocer— al Dios verdadero, esa misma obligación le cabe al conjunto de los hombres reunidos en sociedad, y a su órgano máximo que es el Estado. El principio de la tolerancia religiosa, que la Iglesia admite en ciertas circunstancias, no puede ser llevado al límite de no respetar los derechos de la única Iglesia verdadera, del único Dios verdadero. En esas condiciones, el Estado debería reconocer la validez del matrimonio religioso así como su indisolubilidad (que la ley de divorcio trasgredió).

Lo que lamentablemente sucede en nuestros días es que una gran mayoría de católicos desmayó en su fe, y no se ve otra solución sino una gran reprimenda divina para este culpable desaliento de la fe. De ahí la advertencia que la Santísima Virgen hizo en Fátima, en 1917, de un gran castigo que pende sobre el mundo, si no hiciere penitencia. Ya recordamos eso en la respuesta del mes de agosto pasado, pero la situación es tan dramática —y quizá tan próxima— que no es superfluo repetirlo.

Lo hacemos, en especial, para ayudar a nuestra consultante de este mes, para que ella permanezca firme en sus propósitos y enfrente con altivez y valentía a aquellos que quieran hacer presión sobre ella para aceptar el eventual pedido de divorcio que le sea propuesto.

Recomendaciones adicionales

La consultante no entró en detalles —ni debía hacerlo en una consulta pública— sobre las circunstancias que llevaron a la ruptura de su relación conyugal. Desconocemos sus razones, así como las de su marido. Hablando en tesis, si ella dio algún motivo de queja a su marido, aunque por simple inadvertencia, debe pedirle perdón, prometiendo ser más atenta en el futuro.

Por su parte, el marido debe considerar que un matrimonio destrozado será siempre una "derrota de a dos", y que ninguna segunda unión suplirá el fracaso de la primera. Además de ser ilegítima, será una negro recuerdo que ambos —marido y mujer— cargarán durante toda la vida.

Aparte de estas consideraciones, puede también investigarse si el matrimonio tuvo alguna causa de nulidad en su raíz, por la cual habría sido nulo desde el principio. No parece ser el caso, de lo contrario la consultante ciertamente la habría mencionado. Recordamos eso apenas para dejar en claro que, en ese caso, la solución no estaría en el divorcio —totalmente inválido en cualquier circunstancia— sino en un proceso eclesiástico de declaración de nulidad. Repito: estoy hablando en tesis, porque la presunción del juez eclesiástico es siempre en defensa del vínculo conyugal existente.

Sólo me resta pedir a la Santísima Virgen, Auxilio de los Cristianos, que venga en socorro de esta pobre pareja, que tuvo sus legítimas aspiraciones de construir una familia feliz truncada por uno de los mil factores de disgregación que el demonio diseminó de arriba abajo, en la civilización ex cristiana en que vivimos.      



  




Artículos relacionados

Nuevos conceptos, viejas palabras: enamoramiento, noviazgo y matrimonio
¿Cuántas veces puedo comulgar en un mismo día?
El verdadero concepto del Matrimonio
Un mundo construido sin Dios y contra Dios
¿Podemos comulgar sin antes habernos confesado?
Control artificial y control natural de la natalidad en el Matrimonio
¿Existe alguna restricción en la edad para casarse?
Si no hay comprensión, ¿la solución será el divorcio?
¿Cómo debemos recibir la sagrada comunión?
¿Por qué a la hora de la comunión no recibimos también la Sangre de Cristo?







Informe de sus aportes a la Alianza de Fátima ¿Necesita que alguien rece por usted? Advocaciones marianas en el Perú Suscríbase a nuestro boletín


COVID-19
¿El coronavirus es un castigo divino?
La pandemia y los grandes horizontes de Fátima
Mons. Athanasius Schneider: Nos gloriamos en las tribulaciones
Remedio seguro contra la “coronafobia”
Cardenal Raymond Leo Burke: Mensaje sobre el combate contra el coronavirus



Peregrinando
La Revolución de la Sorbona: París, Mayo de 1968
Después de la Crucifixión, el triunfo de nuestro Redentor
Nuestra Señora de la Buena Guardia
Fiesta de la Purificación de María Santísima
El galeón sumergido: símbolo de la esperanza
Loreto, la nueva Nazaret
El Milagro del Sol
San Nuno de Santa María
En la lucha contra el jefe del orgullo sigamos al Príncipe San Miguel
La sagrada Rosa de la Ciudad de los Reyes
La devoción al Inmaculado Corazón de María
El Jardín de Picpus
La gracia de Fátima actuando en Ucrania
Nuestra Señora de la Cabeza Inclinada
La crucifixión y muerte de Jesucristo
Confianza en María Inmaculada aun cuando todo parezca perdido
En este siglo de confusión, oh Madre del Buen Consejo, ruega por nosotros
Navidad
Fátima y el comunismo: dos profecías irreconciliables
150 años de la Comuna de París
San Juan Masías
Rosa de Santa María
Iglesia y Estado: ¿unión o separación?
Remedio eficaz contra los males contemporáneos
Las glorias de María
Santo Toribio de Mogrovejo
La Sagrada Túnica de Nuestro Divino Redentor
Santa Bernadette Soubirous
Corrupción en la sociedad: ¿Existe una solución?
Fiesta de gloria y de paz
Intransigencia de los Santos: irreductible fidelidad a su misión
Cristiandad
El ángel de la guarda, nuestro verdadero amigo
La Asunción de María Santísima
¡Vade retro Satanás!
El Santísimo Sacramento de la Eucaristía
La Madonna de Monte Bérico
Remedio seguro contra la “coronafobia”
El Hijo de Dios condenado por el más arbitrario de los procesos
Santa Jacinta de Fátima: Centenario de su fallecimiento (1920-2020)
La actitud católica frente a la muerte y la concepción materialista
¿Cómo rezar bien el rosario en honor a la Virgen María?
Grandezas y glorias de San José
Presencia diabólica en el mundo de hoy
Los rostros de la Virgen en el Perú
La Visita a los Monumentos - Jueves Santo
Un remedio eficaz contra la amnesia religiosa
Santidad: la verdadera gloria de Francisco y Jacinta



 



Tesoros de la Fe


Nº 257 / Mayo de 2023

París, Mayo de 1968
La Revolución de la Sorbona

Barrio Latino de París, en la mañana del 11 de mayo de 1968, después de los violentos disturbios de la víspera



Solicite aquí la visita de la Virgen Peregrina de Fátima




Santoral

8 de junio

San Guillermo de York, Obispo y Confesor

+1154 Inglaterra. Sobrino del rey San Esteban, se tornó desde muy temprano en tesorero de la iglesia de York y después en su arzobispo. Calumniado y apartado del cargo, él fue rehabilitado por la Santa Sede después de siete años de humillaciones. En su tumba se obraron muchos milagros, inclusive tres resurrecciones.



San Medardo, Obispo y Confesor

+558 Francia. Hermano de San Gildardo, Obispo de Ruán, fue electo para la diócesis de Noyón, a la cual Tournai fue unida más tarde.








Ayude a difundir el mensaje de Fátima
Alianza de Fátima | Donaciones | Solicite visita de la Virgen | Tienda Virtual

Campaña promovida por la Asociación Santo Tomás de Aquino
Tomás Ramsey 957, Magdalena del Mar - Lima - Perú
..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... .....