Plino Corrêa de Oliveira Las peores enfermedades, los males más grandes, los sufrimientos más horrendos, la Santísima Virgen los puede curar. En Lourdes, Ella ha eliminado las leyes más inflexibles de la naturaleza y ha vencido todos los obstáculos. Ella opera milagros, por ejemplo, haciendo que una persona vea sin tener nervio óptico; tal es su dominio sobre la naturaleza. Esto demuestra que todas las gracias vienen a través de Ella, que es la Reina del Cielo y de la Tierra. Algunas personas que son un tanto dadas a pedir favores materiales y desdeñan los favores espirituales, se impresionan mucho con las gracias de Lourdes. No comprenden que los favores materiales que Dios concede, deben alimentar en nuestra alma el deseo de favores espirituales, de gracias para el alma. Y es por ahí que Dios verdaderamente atrae las almas hacia Él. No se piense que las curaciones de Lourdes se deben únicamente al hecho de que la Virgen se apiada de la persona discapacitada, por ejemplo, de un cojo. Ella se compadece de los lisiados, por supuesto, y quiere curarlos. Sin embargo, mucho más que eso, quiere el bien de sus almas. Se sirve de un milagro físico para hacer un bien espiritual al alma, no solo a la suya, sino también a la de los demás que sepan del prodigio. Uno de esos bienes es una gran fe en la verdad de que Ella es medianera de todas las gracias. Por ejemplo, una persona reza pidiendo que la proteja de un dolor de garganta. La Virgen puede librarle del dolor, salvo en los casos en que el malestar sea un medio que conduzca a la salvación. A veces, un dolor de garganta, y otras dolencias peores, pueden hacer un bien espiritual a muchas personas. Si no hubiera enfermedades en la tierra, el infierno estaría muchísimo más lleno. Por lo tanto, no es cualquier enfermedad la que Nuestra Señora de Lourdes cura.
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